miércoles, 31 de agosto de 2011

El Brindis del Bohemio


EL BRINDIS BOHEMIO
Guillermo Aguirre Fierro (Mexicano)
El Paso, Texas 1915

En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "feliz año nuevo" . . .
Una voz varonil dijo de pronto:
- las doce, compañeros;
digamos el "requiescat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos . . .
- Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiere a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.
¡Bravo!, dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y substancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
y brinde por . . . Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso . ...
Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía. . .
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.
-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
lleguen hasta las grietas
formadas de metal y de granito,
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata . . .
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague. ..
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones, y reir, y todo.
Se brindó por la patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro,
de noble corazón y gran cabeza;
aquel que sin ambages declaraba'
que sólo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.
Por todos lados estrechado, alzó la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risa y de contento
los inundó en la luz de una mirada,
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:
-Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos;
por la mujer que me arrulló en la cuna.
Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dió en pedazos
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mi madre!.. bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dió vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía;
y lloró de alegría
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi madre bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella . ..
El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

Poema Un Par de Botas.

Sentado en su despacho, el comisario hojeando expedientes,

Cuando el cabo se presentó trayendo al detenido…

Un mozo de treinta años a lo sumo,

Vestía bombacha gris y corralera, que a juzgar por lo viejas,

Estaban dando pruebas de la miseria e su dueño...

Sin levantar la vista e los papeles,

prestó oídos a la palabra el cabo:

- Me lo entregó el Sargento, asigún dicen,

este paisano vago le robó unas botas al bolichero Vivas, Comisario..

- Unas botas? Aha..

- Ladrón barato...

- Como te llamás?

- Orencio Nievas

- Y de ande sos?

- De acá mesmo señor

- Trabajás?

- No señor, no hallo trabajo...

Estuve conchabao pa la cosecha en la chacra e Barcala,

pero en cuantito termino la juntada e maíz me echaron..

Ahora hago algunas changas y ansí vivo..

- A qué le llamás changas, a andar robando?

El paisano bajó la vista al suelo...

- Ande tenés las botas?

- En el rancho..

- Cabo, mande a buscarlas y páselo pa adentro a este ratero que ya vamos a ver lo que le damos.

Salió el Cabo llevándose al detenido

y el comisario se quedó pensando...

- Un par de botas...

Ni pa robar sirven estos paisanos vagos...

No habían pasado dos horas que un melico

se le cuadró en la puerta del despacho..

- Permiso Comisario..

Fui hasta el rancho el detenido Nievas

a trair las botas que le robó a Don Vivas...

Me las dio su mujer, las tenía puestas un hijo de ellos,

un chico de siete años...

- Con que esas son las botas?

Son muy chicas pa ensuciarse las manos..

Qué decía la mujer?

- Y nada, lloraba como una magdalena, Comisario,

y cuando me diba a ir me dio esta carta,

pa que se la entregara a ud. en sus propias manos..

 - Aver deame

Mujeres que les piden los maridos, je,

nada más natural, pero lo malo

que siempre los hayan angelitos

aunque le hagan sombra al mesmo diablo...

Pero esa carta era distinta a todas,

Escrita en un papel de estrasa mugriento y arrugado,

Las palabras, eran una hilera torpe de garabatos,

que habían estampao la gracia y la inocencia,

de aquella criaturita de siete años,

ajeno por completo a la disgracia

que la miseria echó sobre su rancho...

El ceño el Comisario se fruncía

al tiempo que la iba descifrando...

Y al acabar de leer casi temblaba

la sucia hoja e papel entre sus manos..

- Agente..

- Mande mi Comisario

- Vaya y devuelva a la mujer de Nievas esas botas que ha traído, dígale.. dígale que jue un error que nos disculpe..

Después me le pregunta al bolichero de parte el Comisario, cuánto valen la botas, se las paga y que se olvide el caso..

Espere no se vaya...

A Orencio Nievas ya mesmo me lo largan, y que no deje de llegarse mañana mesmo...

Puede que le haya hallao algun trabajo..

Se retiró el milico tras la orden, y Don Segundo

se acomodó en la silla, pa ripasar esa hoja,

que aún temblaba como un pajarito hondeao entre sus manos...

- Siñores reyes magos:

Yo les pido que se acuerden este año de trairme las botitas..

Yo soy bueno, y asigún me han contado, si uno se porta bien todito el año, ustedes no se olvidan del regalito.

Tomando de la hoja, sintió como una brasa dentro el pecho,

y echó ajuera la rabia murmurando..

"Mientras la miseria haga ladrones de esa laya ..

¡Yo nunca serviré pa comisario... !!!"



Sir. William Wallace

En una geografía tan dura como la escocesa, y más aún en épocas de la terrible dominación inglesa, la dureza en el carácter de los Highlanders (habitantes de las tierras altas) no es algo que debiera extrañar.

Entre todos ellos, si tuviésemos que destacar a una persona tendría que ser, indudablemente a Sir William Wallace.

Nacido en Elderslie, localidad cercana a Glasgow (otros creen que nació en Paisley, Renfrew, Escocia), la fecha exacta queda también envuelta en brumas: unos la sitúan el 31 de enero del año 1272, otros un par de años más temprano.

Fue el segundo hijo de Sir Malcolm Wallace, un noble menor convertido en granjero. Mientras William Wallace cumplía su segundo aniversario, el 18 de agosto Inglaterra celebraba la coronación de Eduardo I, un hombre alto y despiadado apodado Pataslargas por su enorme estatura.

Muerto el Rey escocés y muerta La Damisela de Noruega, heredera al trono, Eduardo I ve en ello su oportunidad para tomar el control de Escocia.

Mientras tanto, William Wallace no perdía el tiempo y ganaba en estatura y agilidad. Llegando a medir 6 pies y 7 pulgadas de altura, dotado de una espesa cabellera castaña rojiza William poseía enorme fuerza. Pero también demostró tener un buen intelecto y pudo haber sido un buen clérigo (recordemos que en aquellos tiempos, los segundos hijos no heredaban tierra alguna y se veían obligados a cobijarse bajo el rico manto de la Iglesia para subsistir).Estudió idiomas, historia, matemáticas, filosofía y artes bajo la tutela de sus tíos. A los 17 años se reunió por breve tiempo con sus padres.

William Wallace, como amante era un hombre de armas tomar, y su gusto por las féminas muchas veces puso su vida en peligro. Pero cuando conoció a Marion Braidfute, la heredera de 18 años del noble Hugo Braidfute de Lamington, Willy encontró la horma de su zapato.

William y Marion nunca se casaron, dado que él opinaba que un guerrero nunca debía estar atado. Sin embargo, de esa relación nació una niña. Poco después del parto, Marion fue asesinada por los ingleses, quedando la niñita a cargo de la familia de Marion.

Para entonces el pretendiente escocés al trono (John Balliol) se vio exiliado. Pataslargas exigía juramento de lealtad a los escoceses, y sir Ranald Craufud -abuelo paterno de William- tuvo que proteger a su hija Margaret y sus dos hijos menores mientras el padre de William Wallace y su hermano mayor se tuvieron que ir a refugiar al norte al no haber querido jurar lealtad al rey inglés.

Ansioso de documentarse más sobre la historia de su país, William se fue bajo la tutela de su tío sacerdote que estaba en Dundee, y fue ahí que conoció al monje benedictino John Blair, quien posteriormente sería el capellán de las tropas insurrectas de Wallace.

Con su padre y hermano mayor huyendo en el norte, William Wallace tuvo que hacerse cargo del mantenimiento de su familia. La guerra civil se aproximaba en Escocia. En 1291 el padre de William Wallace muere en una emboscada, lo cual afianza más el odio que sentirá por los ingleses. Dejando a su hermano mayor a cargo de la familia, Wallace opta por tomar cartas en el asunto de parar los abusos ingleses contra los escoceses.

Al matar, en defensa propia, a un joven llamado Selby, que era hijo de uno de los peores verdugos de los escoceses, las cosas empeoran pues pasa a ser buscado por la Ley. William y su madre huyeron a Dunfermline, pero el abuelo de Willy le hace comprender que era mejor dejar a Margaret con él.

No aceptó el tratado de sumisión a Inglaterra firmado en 1297 por los nobles escoceses y se hizo con diversas fortalezas inglesas situadas al norte del río Forth. Una vez constituía una fuerza lo suficientemente cohesionada para entrar en combate, Wallace se adjudica, el 11 de septiembre de 1297 una victoria importante en la batalla sobre el Puente Stirling, al vencer a las tropas inglesas que buscaban cruzar el río Forth. Cuenta la leyenda que cuando gano la batalla mató al comandante inglés, le despellejó y se hizo un cinturón con él y como le sobro piel rodeo la empuñadura de su espada con ella. Por su triunfo, fue elegido para el cargo de regente.

Envalentonados, muchos escoceses se suman al nuevo ejército para hacer frente a la inminente invasión inglesa, la cual se produce en el año 1298, encabezados por el propio Rey de Inglaterra, Eduardo I.

El 22 de julio de 1298, tropas inglesas y escocesas se enfrenta en Falkirk, recayendo la victoria en el ejército inglés. Producto de esta derrota, William Wallace se ve obligado a ocultarse durante los siguientes 7 años, eso sí, sin dejar de llevar a cabo una especie de guerra de guerrillas que puso a los ingleses al borde de la locura. En numerosas ocasiones lo dieron por muerto, pero reaparecía para despojar a algún noble inglés de sus pertenencias o a quemarle sus cosechas. Incluso llego a vivir un tiempo en Francia.

En 1304, habiendo nuevo rey en Escocia, se había dado una amnistía para aquellos que habían ayudado a Wallace, quien fue capturado el 3 de agosto de 1305. Una versión afirma que el culpable de su captura fue un escocés llamado Ralph Rae, quien le delató para poder salir libre. Otras versiones dan cuenta de Sir John de Menteith, un escocés que le habría capturado cerca de Glasgow. Lo cierto es que William Wallace es capturado y llevado a Londres donde es realizado, a pedido de Pataslargas, su infame juicio.

El 23 de agosto lo llevaron a Westminster Hall, donde lo acusaron de asesinato, inmoralidad, blasfemia y hasta traición al rey. Wallace afirmó nunca haber jurado lealtad a Pataslargas, por lo cual no era traidor. Pese a ello, no pudo evitar el veredicto que le condenada a muerte. La ejecución se realizaría en ese mismo momento, siendo llevado a las afueras.

Allí le ataron a unos caballos para ser llevado al campo aledaño al Hospital de San Bartolomé. Una muchedumbre se aglomeró para presenciar el sangriento show de ver a Willy primero colgado hasta la inconsciencia, luego lo amarraron, le cortaron las menudencias, le abrieron el abdomen para sacarle los intestinos y quemarlos delante de él.

Por último, procedieron a su decapitación.

La cabeza del caudillo fue puesta en una estaca en el puente de Londres, su corazón fue enviado a Escocia, y su cuerpo fue descuartizado para enviar un trozo a cada rincón del reino para que sirviera de ejemplo.

Lo que paso en escocia después de su muerte:

 


Después de la brutal ejecución de William Wallace parecía que la cruzada escocesa por la libertad había muerto con él. No obstante, en Escocia se produjeron sorprendentes procesos y Robert Bruce se convirtió en rey.

El 25 de marzo de 1306, Eduardo volvió con sus tropas al norte para combatir al nuevo traidor. Pero el 7 de julio de 1307, a sus 68 años, murió en la frontera con Escocia. Su ejército y su reino habían quedado en las incompetentes manos de su hijo Eduardo II quien regresó con sus fuerzas a Inglaterra. Tras saber de los triunfos y los errores de Wallace, Bruce recuperó gran parte de Escocia en los años siguientes.

Eduardo II finalmente llevó su ejército al norte para combatir en Bannockburn, Escocia, el 23 de junio de 1314. Tras una feroz batalla de dos días los escoceses lograron derrotar a los ingleses. Inspirado por Wallace, Bruce obtuvo la independencia de Escocia por los 400 años siguientes. Pero, en mayo de 1707, el acta de unión aglutinó a Inglaterra y Escocia en la nación de Gran Bretaña.


Frases Importantes

"Tu corazón es libre, ten valor para hacerle caso."

"La mano que mece la cuna es la mano que gobierna el mundo."

"Todas las personas mueren, pero no todas viven realmente."

Luchad, y puede que muráis. Huid y viviréis... un tiempo al menos. Y cuando estéis en vuestro lecho de muerte dentro de muchos años, ¿no cambiaréis todos los días desde aquí hasta entonces por una oportunidad, sólo una oportunidad, de volver aquí y decir a nuestros enemigos: Pueden quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán... ¡¡¡la libertad!!!”

martes, 30 de agosto de 2011

Cartas de Simón Bolívar y Manuela Sáenz

No, no y no; por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución? !Mil veces no! Señor mío, eres excelente, inimitable. Pero, mi amigo, no es grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin sus méritos no sería nada. ¿Crees por un momento que después de haber sido amada por este hombre durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo, o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero, ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? Déjame en paz, mi querido inglés. Amas sin placer. Conversas sin gracia, caminas sin prisa, te sientas con cautela y no te ríes ni de tus propias bromas. Son atributos divinos, pero yo miserable mortal que puedo reírme de mí misma, me río de ti también, con toda esa seriedad inglesa. !Cómo padeceré en el cielo! Tanto como si me fuera a vivir a Inglaterra o a Constantinopla. Eres más celoso que un portugués. Por eso no te quiero. ¿Tengo mal gusto? Pero, basta de bromas. En serio, sin ligereza, con toda la escrupulosidad, la verdad y la pureza de una inglesa, nunca más volveré a tu lado…

Siempre tuya, Manuela.



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Ica, 20 de abril de 1825

Mi bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del amor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación por ti; porque te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro !!! Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo. Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu genio encantador que por tus atractivos deliciosos. Pero ahora ya me parece que una eternidad nos separa porque mi propia determinación me ha puesto en el tormento de arrancarme de tu amor, y tu corazón justo nos separa de nosotros mismos, puesto que nos arrancamos el alma que nos daba existencia, dándonos el placer de vivir.

En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más.



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Carta de despedida del Che a Fidel


"Año de la Agricultura"
Habana


Fidel:




Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.

Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.

Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.

Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.

Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.

Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.

He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.

Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.

Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.

Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.

Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.

Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.


Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!

Te abraza con todo fervor revolucionario,

che


Carta de despedida de Gabriel García Márquez


"Se despide un genio"

Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a Internet está siendo difundida.

Les recomiendo su lectura porque es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los Latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.


"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
 

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
 
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
 
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
 
Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
 
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
 
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
 
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un0 beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
 
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
 
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.
 
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuanto te importan."




GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos

El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, promete crear una "reservación" para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855.

El Gran Jefe Blanco de Wáshington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Wáshington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.
Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Wáshington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.
Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.
La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje y no comprendo.
No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.
¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel rojay no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.
El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.
Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.
Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.
La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.
Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.
FIN