viernes, 6 de julio de 2012
jueves, 5 de julio de 2012
Sin ideología no hay revolución
“Sin
ideología no hay revolución”, esta frase se la escuché a uno de mis mentores
políticos en el transcurrir de mi vida universitaria, mi gran amigo y hermano
Wladimir Ramos, a quien le estaré agradecido hoy y siempre por sus grandes
enseñanzas dentro de lo que era la amistad, rectitud, honestidad y su manera
crítica de objetar las cosas que no respondían al estamento revolucionario. Su
casa siempre fue de sus amigos más queridos, donde los protegía como si fueran hermanos algo
menores que él.
En
todo momento insistió en la formación práctica y teórica de cómo construir un
modelo de país distinto al que para ese momento combatíamos con gallardía y
convicción, tanto en las aulas como por las calles y avenidas de Mérida y de
otras regiones del País. Para él mi más sincero agradecimiento y reconocimiento
de buen maestro.
Debo
confesar que mi militancia estuvo siempre asociada a movimientos estudiantiles
que, para el momento, respondían al planteamiento progresista y vanguardista de
la corriente perteneciente a la izquierda venezolana, muchos de ellos
traicionaron y mataron su idea al pactar con la derecha y con la oligarquía de nuestro país, hoy me
pregunto ¿Qué tan revolucionarios eran que fueron capaces de vender su alma al
diablo? pero bueno, ya la historia los juzgará. Continuando con lo expuesto,
reconozco que los gritos y consignas en las luchas de calles incluían la
asimilación ideológica de su contenido, y ese mismo contenido producía que las
frases fueran puras, por eso se podían escuchar a kilómetros. Pero esta magia
era solo posible con el estudio permanente que nos contagiaba la idea de un
nuevo paradigma con raíces socialista, dentro de tantas lecturas, quizás, la
que más me impactó fue Las venas abiertas de América Latina de Eduardo
Galeano, ya que me permitía conocer sobre el pasado, el presente y las
proyecciones de futuro de nuestra región, avivando un sentido crítico ante los
diversos actores imperialistas que
mataban y saqueaban nuestras poblaciones originarias, cosa que se siguió
repitiendo en el tiempo, con nuevas estrategias que llevaban a los países de la
región a la miseria.
Otro
autor que entusiasmaba a diversos colectivos fue el Che Guevara por su espíritu libertario, quien, quizás por
nuestra juventud, era más idealizado en las comunidades de la izquierda
universitaria. Pero sin lugar a duda fue la obra de Simón Bolívar la que nos motivaba a no desmayar en el
intento. No puedo dejar de mencionar que existieron otros autores en ese
proceso formativo: Karl Marx, Friedrich Engels,
Lenin, Trotsky, Stalin… latinos como Fidel Castro, José Martí, Emiliano Zapata,
El subcomandante Marcos, Augusto César Sandino y otros que ofrendaron sus vidas
al proceso revolucionario de la región.
Esa ideología que cabalgué me mostró la poesía
de Neruda, Andrés Eloy Blanco y Mario Benedetti; y canciones que inspiraban por
el contenido de sus letras a continuar la lucha: Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, Facundo Cabral, Violeta Parra, Jorge Cafrune, Joan
Manuel Serrat, El Grupo Guaraguao y nuestro gran cantor del Pueblo Alí Primera.
¿Cómo olvidar la Organización
Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes OCLAE? congresos que se
realizaban en La Habana y reunían un gran numero de estudiantes
latinoamericanos, para profundizar en la comprensión de la autodeterminación de
los pueblos de América Latina y la lucha permanente ante los caprichos e
imposiciones imperialistas que, para el momento, reinaban en muchos países de
nuestra región, ofertando recetas de supuestos desarrollo que tenían como fin
último incrementarles su deuda externa y acrecentar la interna, validando de
esta manera la dependencia de los mismos.
La
OCLAE resultó una forma muy hermosa de resistencia popular de la juventud
latinoamericana que conocía con claridad el motivo y la importancia de la
lucha, sin temor a la toma de las armas si era necesario. Fueron muchas las inspiraciones que se
desprendían para nosotros los estudiantes de nuestra época: el Mayo Francés al
igual que la Reforma Universitaria de Córdoba. Recuerdo las lagrimas en mis
ojos al ver la película La noche de los lápices, identificándome con la
trama que, lejos de acobardarme, me hacia mas crítico y vanguardista,
comprometido y dispuesto a dar todo lo mejor en la batalla de la ideas
transformadoras para mi tierra venezolana.
Todavía
recuerdo con mucha claridad cómo mirábamos, de manera clandestina y con gran
admiración, los videos de los comandantes Hugo Chávez Frías y Arias Cárdenas,
sacados de manera subrepticia de la cárcel donde se encontraban recluidos, donde
explicaban los motivos que los llevaron a tomar la medida de insurrección y, a
su vez, el proyecto político que se planteaban; además de los actos de
hostigamiento y persecuciones de la DISIP.
Muchos nos identificamos de manera pasiva y activa con estas
grabaciones, las cuales iniciaron el acompañamiento al Proyecto Bolivariano
liderizado por el hoy Comandante Presidente Hugo Chávez Frías.
Por
estas razones hay que rescatar el saber ideológico para no ser nunca más
victimas de los intereses imperialistas, que buscan alcanzar altos niveles de
exclusión del conocimiento, obteniendo como producto mentes manipulables a sus
intereses. La educación y el conocimiento nos hacen libres y aquellos hombres
que olvidan su pasado tendrán incierto su futuro. Es necesario rescatar los círculos de
lectura, las sociedades bolivarianas, las escuelas de formación ideológica,
pues ellas nos permitirán acentuar las bases de nuestra propuesta
revolucionaria en marcha.
No
podemos aceptar una idea distinta a la presentada por el comandante presidente
que logró ir más allá, haciéndonos reconocer que en nuestra historia se pueden
contar muchos hombres luchadores que ayudaron a emancipar la idea libertaria.
Situación que nos trataron de ocultar al cambiar los verdaderos hechos de la
historia de Venezuela con la finalidad de evitar el grito y rebeldía de las
clase mas desasistidas, concentrando el poder en pequeños grupos que, día a
día, estaban regalando una tierra ya liberada por nuestro padre de la patria
Simón Bolívar.
Acta de Independencia de Venezuela 1811 (fragmentos)
En nombre de Dios Todopoderoso, nosotros, los representantes de las Provincias
Unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que
formamos la Confederación americana de Venezuela en el continente meridional,
reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión de nuestros
derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de abril de 1810, en
consecuencia de la jornada de Bayona y la ocupación del trono español por la
conquista y sucesión de otra nueva dinastía constituida sin nuestro
consentimiento, queremos, antes de usar de los derechos de que nos tuvo privados
la fuerza, por más de tres siglos, y nos ha restituido el orden político de los
acontecimientos humanos, patentizar al universo las razones que han emanado de
estos acontecimientos y autorizan el libre uso que vamos a hacer de nuestra
soberanía.
…
Cuando Borbones concurrieron a las
inválidas estipulaciones de Beyona, abandonando el territorio español, contra la
voluntad de los pueblos, faltaron, despreciaron y hollaron el deber sagrado que
contrajeron con los españoles de ambos mundos, cuando, con su sangre y sus
tesoros, los colocaron en el trono a despecho de la Casa de Austria; por esta
conducta quedaron in hábiles e incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien
entregaron como un rebaño de esclavos.
…
… nosotros los representantes de las
Provincias Unidas de Venezuela, …, declaramos solemnemente al mundo que sus
Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados
libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y
dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus
apoderados o representantes, y que como tas Estado libre e independiente tiene
un pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad
general de sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar alianzas,
arreglar tratados de comercio, límite y navegación, hacer y ejecutar todo los
demás actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes … Dada en
el Palacio Federal y de Caracas, firmada de nuestra mano, sellada con el gran
sello provisional de la Confederación, refrendada por el Secretario del
Congreso, a cinco días del mes de junio del año de mil ochocientos once, el
primero de nuestra independencia
lunes, 25 de junio de 2012
Soy Chavista
Desde
mi niñez, proyecté en mi vida un mundo
donde hombres y mujeres se pudieran reconocer
como humanos con sus respectivos derechos y deberes. A medida que fui
creciendo, se acentuó en mí un deseo infinito de ayudar para cambiar las cosas
marcadas por la desigualdad, esa relación maligna del poderoso sobre el débil.
Y es que los poderosos conquistan, a través de sus riquezas, todos los espacios
desde una visión individualista. Uno de esos espacios es la política, con la cual,
se les facilitan medios y formas que, en corto plazo, logran incrementar sus
riquezas exponencialmente;
convirtiéndolos, así, en unos seres con mayor poder, servidos por
quienes son mayoría en un territorio.
Según
los registros históricos con los que se cuenta, eso ocurría con frecuencia en
Venezuela, la oligarquía mantenía una alternancia en dos partidos políticos
que, por cuatro décadas, no reconocieron la bondad de los venezolanos al
encargarles las riendas de esta gran nación, prevaleció el engaño y se le hizo
creer al pueblo que, para disfrutar de una buena calidad de vida, era necesario
concretar una alianza y dependencia orgánica con los gobiernos de los Estados
Unidos y otros organismo multilaterales de financiamiento. Ese país imperial y
sus aliados que matan y asesinan en nombre de la libertad conducían al mayor de
los engaños, con la complicidad de la oligarquía venezolana, que entregaba
nuestros apreciados y bien ponderados recursos naturales a transnacionales que
no declaraban el valor real de lo que explotaban, y que, a su vez, ocultaban un saqueo permanente. En esas
cuatro décadas bajó el poder adquisitivo y se registraron devaluaciones
monetarias, elevados índices de pobreza, desempleo, deserción escolar,
privatizaciones de empresas básicas, sublevaciones populares, persecuciones y
asesinatos políticos, entre otras barbaries que llevaban al país al abismo.
En
medio de tanta oscuridad y fatalidad aparece una voz, acompañada de la de otros
hombres de gran valor, que inspiran el renacer de una nueva Venezuela. Este
líder y sus camaradas no logran sus objetivos para ese momento, en el que
creyeron poder dar el cambio político en el país; y son sometidos por las leyes
a cumplir su pena de insurrección armada revolucionaria en la cárcel, sitio que
les permitió profundizar en sus ideas para alcanzar el sueño de una nueva
patria, apoyados por los sueños emancipadores a los que en ningún momento
renunciaron, por lecturas y estudios sistemáticos de teorías y modelos de
desarrollo socialistas y humanistas. La cárcel les permitió seguir dándole
forma a un proyecto inspirado en el padre de la patria Simón Bolívar, Simón
Rodríguez y Ezequiel Zamora. Al momento de sus liberaciones, se produjo un
acompañamiento voluntario de las mayorías de ciudadanos que manifestaban a vox
populis paralizar el desangramiento de la nación. En el año 1999, el pueblo
le encomienda a ese líder emergente, comandante Hugo Chávez Frías, las riendas
de nuestra gran Venezuela, teniendo en lo inmediato grandes problemas con los
intereses de la oligarquía, por el alcance del proyecto bolivariano y el
impacto que este le acarreaba a sus grandes riquezas obtenidas por el robo y
saqueo constante. Inmediatamente, se inició una campaña de descrédito a la idea
libertaria del proyecto Simón Bolívar, llegando al extremo de intentar derrocarlo,
pero el pueblo y las fuerzas armadas bolivarianas retomaron el hilo
constitucional.
En
el gobierno del Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías se pueden
identificar grandes aciertos como la recuperación de la primera empresa del
Estado (PDVSA), la revisión del latifundio, obras estratégicas para el
desarrollo de infraestructura, inclusión en la educación, sistema de salud,
modernización de la fuerza armada para la seguridad y defensa, integración
latinoamericana, alianzas internacionales, misiones sociales, entre otros,
negados por quienes no quieren ver felicidad en los ojos de nuestros hermanos
venezolano.
Por
toda estas razones, soy chavista, creo en la capacidad de nuestro líder, esa
capacidad integradora y humanista que deja clara en cada una de sus
intervenciones y acciones, para él no fue fácil llevar a la patria a lo que hoy
con tanto orgullo tenemos, nos convirtió en una referencia planetaria,
inspirando a otros pueblos en la teoría libertaria. Impregnó en su pueblo lo importante
de reconocer al esencialismo ante del existencialismo.
Desde hace ya bastante tiempo, sus alocuciones dejaron
de ser discursos para convertirse en clases magistrales que nos llevan a la
reflexión de lo que fuimos y hacia donde vamos. Por todas estas razones, digo
con gran orgullo “soy chavista de convicción”. Él me enseño a querer más a mi
patria, los anteriores solo querían convertirnos en unos apátridas y cada día
hacían lo posible para que mis hijos no disfrutaran de un modelo distinto de
país, donde lo humano y lo espiritual prevalecen ante lo material.
domingo, 24 de junio de 2012
San Juan el Bautista: allanando el camino para Dios
Una voz gritaba en el desierto: ¡Preparen los caminos del Señor! Esa voz era la de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, el último y más grande de los profetas.
La madre de Juan era Isabel, parienta de la virgen María, casada con Zacarías, un sacerdote del templo de Jerusalén. Era de edad avanzada, pero concibió a Juan por una gracia que Dios le concedió.
Juan vivió en el desierto durante mucho tiempo hasta hacer su aparición pública a los treinta años de edad. Vestido apenas con una túnica de pelo de camello y un cinturón de cuero, este hombre empezó a predicar la penitencia y el bautismo en las orillas del río Jordán, atrayendo grandes multitudes. Jesús mismo se hizo bautizar por él, y Juan lo reconoció como el Mesías. Cuando Cristo se marchó a predicar a Galilea, Juan continuó haciéndolo en el Jordán, anunciando la venida del Salvador, y denunciando las injusticias.
Acusaba a Herodes, el gobernante de Galilea, por su unión ilegítima con Herodías, la mujer de su hermano. Herodes lo mandó encarcelar, pero le temía y respetaba, y por eso no lo ejecutó.
En una fiesta, Salomé, la hija de Herodías, bailó para Herodes, y este quedó tan satisfecho que prometió recompensarla con lo que quisiese. Aconsejada por su madre, pidió la cabeza del Bautista. Herodes, a pesar de estar entristecido, no quiso volverse atrás y lo mandó decapitar. Así murió aquel de quien Jesús dijo "les aseguro que no nacido ningún más grande que Juan el Bautista".
Una virtud que me gustaría destacar de Juan es su fortaleza frente a las contrariedades. No tuvo miedo de decir la verdad, ni de enfrentar a la muerte, sabiendo que cumplía la misión que Dios mismo le había encomendado. Hoy en día, a nosotros muchas veces nos da vergüenza manifestar nuestra fe, como si fuera algo inútil y anticuado.
Recordemos que nosotros, como él, estamos llamados a "allanar el camino para el Señor", en nuestro entorno diario, en el ambiente en que Dios nos ha puesto: el trabajo o el colegio, la familia y el deporte, nuestros amigos... Anunciemos a Dios en esos lugares, con palabras, pero sobre todo con ejemplos, como lo hizo Juan
La vida de San Juan está llena de enseñanzas y ejemplos para nosotros. Su nacimiento contra todo pronóstico, es un canto a la esperanza y la confianza en Dios; su vida, un ejemplo de austeridad y humildad; su muerte, un signo de valor y coherencia en estos tiempos en que, como en la época del Precursor, reina la confusión.
La Fiesta
El niño San Juan Bautista no vive en la iglesia, sino en su casa, donde tiene su ropa, sus juguetes, sus flores y su comida. Pero un día al año los llevan a la iglesia a rezar y luego a bailar junto a sus miles de amigos que celebran su salida como debe ser.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha.
El niño San Juan Bautista no vive en la iglesia, sino en su casa, donde tiene su ropa, sus juguetes, sus flores y su comida. Pero un día al año los llevan a la iglesia a rezar y luego a bailar junto a sus miles de amigos que celebran su salida como debe ser.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha. Al día siguiente, San Juan volverá a su casa. Regresará con el mismo ánimo y alegría con el que salió a la fiesta.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha. Al día siguiente, San Juan volverá a su casa. Regresará con el mismo ánimo y alegría con el que salió a la fiesta.
sábado, 23 de junio de 2012
Segunda Batalla de Carabobo
2da. Batalla
Batalla de Carabobo (1821)
Segunda Batalla de Carabobo
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Parte de Guerra
de Independencia de Venezuela
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Óleo de la Batalla de Carabobo, una obra de Martín Tovar y Tovar |
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Fecha
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24 de junio de 1821
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Lugar
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Sabana de Carabobo,
en el actual Estado Carabobo, Venezuela
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Resultado
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Victoria grancolombiana decisiva. Fin de la guerra de independencia
venezolana.
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Beligerantes
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Comandantes
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Fuerzas en combate
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Bajas
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La Segunda batalla de Carabobo fue un
enfrentamiento militar de los independentistas venezolanos, dirigidos por el Libertador Simón Bolívar contra
las tropas del Reino de España,
bajo el mando del mariscal español Miguel de la Torre, ocurrido el 24 de junio
de 1821 en la llanura de Carabobo. La batalla se saldó como una decisiva
victoria de la Gran Colombia que resultó crucial para la conquista de Caracas y
el resto del territorio venezolano que aún permanecía bajo poder de los
realistas.
La suspensión de la lucha, con la firma del Armisticio
entre la Gran Colombia y el Reino de España, el 25 de noviembre de 1820,
permitió a Bolívar reorganizar el ejército y la administración. Luego de que la
provincia de Maracaibo se proclamara anexa a la República de Colombia (Gran
Colombia), el 28 de enero de 1821, Bolívar decidió reunir el ejército de Apure
y las divisiones de la guardia patriota en Mijagual, a objeto de reanudar las
hostilidades.
Contenido
|
Campaña de
Carabobo
Al expirar el armisticio el 28 de abril de 1821,
ambos bandos comenzaron una movilización de sus fuerzas. Los leales poseían un
despliegue que hacía favorable un combate en detal, venciendo a las
divisiones rebeldes una a la vez.[8] Los rebeldes, en
cambio, necesitaban concentrar sus tropas para poder obtener una sola batalla
decisiva.
La concentración rebelde se realizó en la ciudad de San Carlos,
donde acudieron los ejércitos de Bolívar, Páez y la división del coronel
Carrillo. El ejército de Oriente, dirigido por José Francisco
Bermúdez realizó una maniobra de distracción avanzando sobre Caracas, La Guaira y los Valles de Aragua que obligó a La Torre a enviar
unos 1.000 hombres en su contra para recobrar las posiciones y asegurar su
retaguardia. El ejército rebelde avanzó de San Carlos a Tinaco
cubierto por la avanzada del coronel José Laurencio Silva,
que tomó las posiciones leales en Tinaquillo. El 20 atraviesa el ejército rebelde
el río Tinaco
y el 23 Bolívar pasa revista a sus fuerzas en la sabana de Taguanes.
== Preparación de a batallón del Burgos, bajo la
jefatura del Teniente Coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro
regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó
establecido cerca del batallón Burgos.
El 15 de junio de 1821,
Bolívar reorganizó el ejército rebelde en tres divisiones. La primera a cargo
de José Antonio Páez,
y formada por los batallones Bravos de Apure (liderada por el Teniente Coronel Francisco Torres) y los mercenarios ingleses
agrupados en el batallón Cazadores Británicos (al mando del Coronel Thomas
Ildeston Ferriar); además de 7 regimientos de caballería. La
segunda, comandada por el General de División Manuel Cedeño, y constituida por los batallones
Tiradores (dirigida por el Teniente Coronel Ludwig Flegel), y Vargas (Teniente
Coronel Antonio
Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera,
bajo las órdenes del Coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones. El
de Rifles a cargo del Teniente Coronel Arturo Sandes, Granaderos al mando del
Coronel Francisco Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigida por el Coronel Juan
Uslar y Anzoátegui, comandada por el Coronel José M. Arguidegui; completado
todo esto por un regimiento de caballería. Las fuerzas rebeldes sumaban en
total 6.500 hombres.
Orden de
batalla
Ejército
Grancolombiano
|
Ejército
Real
|
Batalla
Bolívar dirigiendo la batalla junto a su estado mayor.
Despliegue por breve tiempo, pues el grueso de la
caballería de la primera división del ejército patriota entró por el norte de
la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al Húsares
de Fernando VII que cargase contra la caballería rebelde, pero esta unidad
se retiró después de disparar sus carabinas.
Retirada de
los Realistas
Finalmente, atacados de frente por la infantería y por
la derecha por la caballería, los batallones leales optaron por la retirada. Como
último recurso, la Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey
que atacara a la caballería colombiana, pero esta unidad no sólo desobedeció la
orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas de Bolívar. Al entrar la
batalla en su fase final, el 1ro. de Valencey forma cuadro y comienza a
retirarse, los rebeldes iniciaron una tenaz persecución del ejército leal, la
cual fue llevada a cabo hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron
en la batalla de Carabobo, los leales perdieron dos oficiales superiores, 120
subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los rebeldes también
fueron cuantiosas. El resto del ejército leal terminó refugiándose en Puerto Cabello. La retirada del
"Valencey" ha sido catalogada por varios historiadores como
"magistral". El mismo Bolívar, en su parte de guerra, reconoce el
valor de sus reales enemigos de independencia.[9]
Enlaces
externos
- Demo Interactivo de la Batalla de Carabobo
- Referencia batalla de Carabobo
- Información Sobre el Campo y la batalla de Carabobo
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