lunes, 25 de junio de 2012

Soy Chavista

Desde mi niñez,  proyecté en mi vida un mundo donde hombres y mujeres se pudieran reconocer  como humanos con sus respectivos derechos y deberes. A medida que fui creciendo, se acentuó en mí un deseo infinito de ayudar para cambiar las cosas marcadas por la desigualdad, esa relación maligna del poderoso sobre el débil. Y es que los poderosos conquistan, a través de sus riquezas, todos los espacios desde una visión individualista. Uno de esos espacios es la política, con la cual, se les facilitan medios y formas que, en corto plazo, logran incrementar sus riquezas exponencialmente;  convirtiéndolos, así, en unos seres con mayor poder, servidos por quienes son mayoría en un territorio.
Según los registros históricos con los que se cuenta, eso ocurría con frecuencia en Venezuela, la oligarquía mantenía una alternancia en dos partidos políticos que, por cuatro décadas, no reconocieron la bondad de los venezolanos al encargarles las riendas de esta gran nación, prevaleció el engaño y se le hizo creer al pueblo que, para disfrutar de una buena calidad de vida, era necesario concretar una alianza y dependencia orgánica con los gobiernos de los Estados Unidos y otros organismo multilaterales de financiamiento. Ese país imperial y sus aliados que matan y asesinan en nombre de la libertad conducían al mayor de los engaños, con la complicidad de la oligarquía venezolana, que entregaba nuestros apreciados y bien ponderados recursos naturales a transnacionales que no declaraban el valor real de lo que explotaban, y que, a su vez,  ocultaban un saqueo permanente. En esas cuatro décadas bajó el poder adquisitivo y se registraron devaluaciones monetarias, elevados índices de pobreza, desempleo, deserción escolar, privatizaciones de empresas básicas, sublevaciones populares, persecuciones y asesinatos políticos, entre otras barbaries que llevaban al país al abismo.
En medio de tanta oscuridad y fatalidad aparece una voz, acompañada de la de otros hombres de gran valor, que inspiran el renacer de una nueva Venezuela. Este líder y sus camaradas no logran sus objetivos para ese momento, en el que creyeron poder dar el cambio político en el país; y son sometidos por las leyes a cumplir su pena de insurrección armada revolucionaria en la cárcel, sitio que les permitió profundizar en sus ideas para alcanzar el sueño de una nueva patria, apoyados por los sueños emancipadores a los que en ningún momento renunciaron, por lecturas y estudios sistemáticos de teorías y modelos de desarrollo socialistas y humanistas. La cárcel les permitió seguir dándole forma a un proyecto inspirado en el padre de la patria Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Al momento de sus liberaciones, se produjo un acompañamiento voluntario de las mayorías de ciudadanos que manifestaban a vox populis paralizar el desangramiento de la nación. En el año 1999, el pueblo le encomienda a ese líder emergente, comandante Hugo Chávez Frías, las riendas de nuestra gran Venezuela, teniendo en lo inmediato grandes problemas con los intereses de la oligarquía, por el alcance del proyecto bolivariano y el impacto que este le acarreaba a sus grandes riquezas obtenidas por el robo y saqueo constante. Inmediatamente, se inició una campaña de descrédito a la idea libertaria del proyecto Simón Bolívar, llegando al extremo de intentar derrocarlo, pero el pueblo y las fuerzas armadas bolivarianas retomaron el hilo constitucional.
En el gobierno del Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías se pueden identificar grandes aciertos como la recuperación de la primera empresa del Estado (PDVSA), la revisión del latifundio, obras estratégicas para el desarrollo de infraestructura, inclusión en la educación, sistema de salud, modernización de la fuerza armada para la seguridad y defensa, integración latinoamericana, alianzas internacionales, misiones sociales, entre otros, negados por quienes no quieren ver felicidad en los ojos de nuestros hermanos venezolano.
Por toda estas razones, soy chavista, creo en la capacidad de nuestro líder, esa capacidad integradora y humanista que deja clara en cada una de sus intervenciones y acciones, para él no fue fácil llevar a la patria a lo que hoy con tanto orgullo tenemos, nos convirtió en una referencia planetaria, inspirando a otros pueblos en la teoría libertaria. Impregnó en su pueblo lo importante de reconocer al esencialismo ante del existencialismo.
Desde hace ya bastante tiempo, sus alocuciones dejaron de ser discursos para convertirse en clases magistrales que nos llevan a la reflexión de lo que fuimos y hacia donde vamos. Por todas estas razones, digo con gran orgullo “soy chavista de convicción”. Él me enseño a querer más a mi patria, los anteriores solo querían convertirnos en unos apátridas y cada día hacían lo posible para que mis hijos no disfrutaran de un modelo distinto de país, donde lo humano y lo espiritual prevalecen ante lo material.

domingo, 24 de junio de 2012

San Juan el Bautista: allanando el camino para Dios


Una voz gritaba en el desierto: ¡Preparen los caminos del Señor! Esa voz era la de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, el último y más grande de los profetas.
La madre de Juan era Isabel, parienta de la virgen María, casada con Zacarías, un sacerdote del templo de Jerusalén. Era de edad avanzada, pero concibió a Juan por una gracia que Dios le concedió.
Juan vivió en el desierto durante mucho tiempo hasta hacer su aparición pública a los treinta años de edad. Vestido apenas con una túnica de pelo de camello y un cinturón de cuero, este hombre empezó a predicar la penitencia y el bautismo en las orillas del río Jordán, atrayendo grandes multitudes. Jesús mismo se hizo bautizar por él, y Juan lo reconoció como el Mesías. Cuando Cristo se marchó a predicar a Galilea, Juan continuó haciéndolo en el Jordán, anunciando la venida del Salvador, y denunciando las injusticias.
Acusaba a Herodes, el gobernante de Galilea, por su unión ilegítima con Herodías, la mujer de su hermano. Herodes lo mandó encarcelar, pero le temía y respetaba, y por eso no lo ejecutó.
En una fiesta, Salomé, la hija de Herodías, bailó para Herodes, y este quedó tan satisfecho que prometió recompensarla con lo que quisiese. Aconsejada por su madre, pidió la cabeza del Bautista. Herodes, a pesar de estar entristecido, no quiso volverse atrás y lo mandó decapitar. Así murió aquel de quien Jesús dijo "les aseguro que no nacido ningún más grande que Juan el Bautista".
Una virtud que me gustaría destacar de Juan es su fortaleza frente a las contrariedades. No tuvo miedo de decir la verdad, ni de enfrentar a la muerte, sabiendo que cumplía la misión que Dios mismo le había encomendado. Hoy en día, a nosotros muchas veces nos da vergüenza manifestar nuestra fe, como si fuera algo inútil y anticuado.
Recordemos que nosotros, como él, estamos llamados a "allanar el camino para el Señor", en nuestro entorno diario, en el ambiente en que Dios nos ha puesto: el trabajo o el colegio, la familia y el deporte, nuestros amigos... Anunciemos a Dios en esos lugares, con palabras, pero sobre todo con ejemplos, como lo hizo Juan
La vida de San Juan está llena de enseñanzas y ejemplos para nosotros. Su nacimiento contra todo pronóstico, es un canto a la esperanza y la confianza en Dios; su vida, un ejemplo de austeridad y humildad; su muerte, un signo de valor y coherencia en estos tiempos en que, como en la época del Precursor, reina la confusión.

La Fiesta

El niño San Juan Bautista no vive en la iglesia, sino en su casa, donde tiene su ropa, sus juguetes, sus flores y su comida. Pero un día al año los llevan a la iglesia a rezar y luego a bailar junto a sus miles de amigos que celebran su salida como debe ser.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha.

El niño San Juan Bautista no vive en la iglesia, sino en su casa, donde tiene su ropa, sus juguetes, sus flores y su comida. Pero un día al año los llevan a la iglesia a rezar y luego a bailar junto a sus miles de amigos que celebran su salida como debe ser.
Se trata de una fiesta profundamente pagana, divertida y contagiosa. El sonido de los tambores hacen imposible detener los movimientos del cuerpo, los niños vestidos con hermosos trajes enternecen hasta los tuétanos, las mujeres con amplias faldas y flores en su cabeza cautivan.
Hay tanta alegría y emoción cuando san Juan sale de la iglesia, que le lanzan arroz, caramelos y monedas de chocolate. La gente salta y grita como si se tratara del cantante adolescente de moda. Le cantan, lo corean, lo bailan, lo pasean, la salida anual del niño San Juan no tiene desperdicio.
Durante 24 horas la música no parará un solo segundo, los tamborileros se suceden unos a otros, se hidratan con ron seco y caratos, mientras tanto al niño le llevan pan, dulces, carros de bomberos, pelotas, frutas y le muestran a los amiguitos que ayudó a salvar y sus padres cumpliendo su promesa los llevaron a jugar con él.
Al niño San Juan le gusta el rojo, todos lo visten, se agitan cientos de trapos al son de su tambor, tanto le gusta que en el momento que vio la luz del sol, mi pañoleta negra cayó al piso y al ponerme la roja, no pasó a pesar que bailé, salté y grité.
Dicen cuando San Juan sale viene la lluvia y eso es señal de buena cosecha. Al día siguiente, San Juan volverá a su casa. Regresará con el mismo ánimo y alegría con el que salió a la fiesta.

 


sábado, 23 de junio de 2012

Segunda Batalla de Carabobo


2da. Batalla

Batalla de Carabobo (1821)

Segunda Batalla de Carabobo

Óleo de la Batalla de Carabobo, una obra de Martín Tovar y Tovar

Fecha
Lugar
Resultado
Victoria grancolombiana decisiva. Fin de la guerra de independencia venezolana.
Beligerantes
Comandantes
Fuerzas en combate
Total: 700.354 -10.000
Legión británica 1.200 soldados
3.000 jinetes[2]
Total: 404.000 - 5.000 (probablemente 4.300)
2.466 infantes
1.551 jinetes
2 piezas de artillería y 62 artilleros
Bajas
200 muertos[1] [7]
300 muertos, heridos y prisioneros[1]
1 pieza de artillería




La Segunda batalla de Carabobo fue un enfrentamiento militar de los independentistas venezolanos, dirigidos por el Libertador Simón Bolívar contra las tropas del Reino de España, bajo el mando del mariscal español Miguel de la Torre, ocurrido el 24 de junio de 1821 en la llanura de Carabobo. La batalla se saldó como una decisiva victoria de la Gran Colombia que resultó crucial para la conquista de Caracas y el resto del territorio venezolano que aún permanecía bajo poder de los realistas.

La suspensión de la lucha, con la firma del Armisticio entre la Gran Colombia y el Reino de España, el 25 de noviembre de 1820, permitió a Bolívar reorganizar el ejército y la administración. Luego de que la provincia de Maracaibo se proclamara anexa a la República de Colombia (Gran Colombia), el 28 de enero de 1821, Bolívar decidió reunir el ejército de Apure y las divisiones de la guardia patriota en Mijagual, a objeto de reanudar las hostilidades.

Contenido

Campaña de Carabobo

Al expirar el armisticio el 28 de abril de 1821, ambos bandos comenzaron una movilización de sus fuerzas. Los leales poseían un despliegue que hacía favorable un combate en detal, venciendo a las divisiones rebeldes una a la vez.[8] Los rebeldes, en cambio, necesitaban concentrar sus tropas para poder obtener una sola batalla decisiva.

La concentración rebelde se realizó en la ciudad de San Carlos, donde acudieron los ejércitos de Bolívar, Páez y la división del coronel Carrillo. El ejército de Oriente, dirigido por José Francisco Bermúdez realizó una maniobra de distracción avanzando sobre Caracas, La Guaira y los Valles de Aragua que obligó a La Torre a enviar unos 1.000 hombres en su contra para recobrar las posiciones y asegurar su retaguardia. El ejército rebelde avanzó de San Carlos a Tinaco cubierto por la avanzada del coronel José Laurencio Silva, que tomó las posiciones leales en Tinaquillo. El 20 atraviesa el ejército rebelde el río Tinaco y el 23 Bolívar pasa revista a sus fuerzas en la sabana de Taguanes.

== Preparación de a batallón del Burgos, bajo la jefatura del Teniente Coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.

El 15 de junio de 1821, Bolívar reorganizó el ejército rebelde en tres divisiones. La primera a cargo de José Antonio Páez, y formada por los batallones Bravos de Apure (liderada por el Teniente Coronel Francisco Torres) y los mercenarios ingleses agrupados en el batallón Cazadores Británicos (al mando del Coronel Thomas Ildeston Ferriar); además de 7 regimientos de caballería. La segunda, comandada por el General de División Manuel Cedeño, y constituida por los batallones Tiradores (dirigida por el Teniente Coronel Ludwig Flegel), y Vargas (Teniente Coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera, bajo las órdenes del Coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones. El de Rifles a cargo del Teniente Coronel Arturo Sandes, Granaderos al mando del Coronel Francisco Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigida por el Coronel Juan Uslar y Anzoátegui, comandada por el Coronel José M. Arguidegui; completado todo esto por un regimiento de caballería. Las fuerzas rebeldes sumaban en total 6.500 hombres.

Orden de batalla

Ejército Grancolombiano
  • Comandante: General en Jefe Simón Bolívar
  • Primera División
    • Comandante: General José Antonio Páez
    • Batallones:
      • Bravos de Apure
      • Cazadores Británicos
    • Caballería:
      • Honor, Húsares de Páez.
      • La Muerte, Lanceros de Honor.
      • Cazadores Valientes, La Venganza.
  • Segunda División
    • Comandante: General Manuel Cedeño
    • Batallones:
      • Tiradores, Boyacá, guaicaiapuro.
    • Caballería:
      • Escuadrón Sagrado
  • Tercera División
    • Comandante: General Ambrosio Plaza
    • Batallones:
      • Rifles, Granaderos, Vencedor, Anzoátegui.
    • Caballería:
      • La Guardia, Dragones, Húsares.
Ejército Real
  • Comandante: General en Jefe Miguel de la Torre
  • Batallones:
    • 2do. de Valencey
    • Barbastro
    • Burgos
    • Hostalrich
    • Infante
    • Príncipe
  • Caballería:
    • Lanceros del Rey
    • Húsares de Fernando VII
    • Guías del General
    • Dragones Leales
  • Artillería:
    • 2 piezas



Batalla



Bolívar dirigiendo la batalla junto a su estado mayor.

Despliegue por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división del ejército patriota entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería rebelde, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.

Retirada de los Realistas

Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los batallones leales optaron por la retirada. Como último recurso, la Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey que atacara a la caballería colombiana, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas de Bolívar. Al entrar la batalla en su fase final, el 1ro. de Valencey forma cuadro y comienza a retirarse, los rebeldes iniciaron una tenaz persecución del ejército leal, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron en la batalla de Carabobo, los leales perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los rebeldes también fueron cuantiosas. El resto del ejército leal terminó refugiándose en Puerto Cabello. La retirada del "Valencey" ha sido catalogada por varios historiadores como "magistral". El mismo Bolívar, en su parte de guerra, reconoce el valor de sus reales enemigos de independencia.[9]



Enlaces externos


Primera Batalla de Carabobo




1era. Batalla

Batalla de Carabobo (1814)

Primera Batalla de Carabobo
Fecha
Lugar
Sabana de Carabobo
Resultado
Victoria patriota
Beligerantes
Comandantes
Fuerzas en combate
4.000 - 5.000 hombres
6.000 hombres[4]
Bajas
Desconocidas, menores
3.000 muertos, heridos y prisioneros
(1.000 muertos y 1.000 heridos)
Captura de 5.000 fusiles, 9 banderas, 4.000 caballos, toda la artillería, víveres, ganado, equipaje y documentos





La Primera batalla de Carabobo (1814) fue una batalla de la Guerra de Independencia de Venezuela, en la que las fuerzas de la Segunda República al mando de Simón Bolívar derrotaron a las fuerzas españolas al mando del Mariscal de campo Juan Manuel de Cajigal y Martínez.


Contenido



Antecedentes

El 23 de marzo el ejército patriota de Occidente y su par de Oriente al mando de Bolívar y Mariño respectivamente se unieron en Los Pilones, en el actual Estado Guárico, con el fin de sumar fuerzas contra los realistas, sin embargo, su mando permaneció dividió lo que habría de ser decisivo en el futuro.[6]

El ejército español comandado por Cajigal, tras haber partido de Coro se detuvo el 16 de mayo en Guataparo, a tan solo siete kilómetros de la ciudad de Valencia. Cajigal asumió una posición defensiva, pues deseaba abstenerse de atacar hasta que Boves hubiese penetrado a los valles de Aragua. Bolívar salió de Valencia el 16 de mayo con 4 divisiones y al día siguiente encontró a Cajigal desplegado en orden de combate en Tocuyito, los patriotas atacaron a la vanguardia enemiga. pero Cajigal evitó el combate y se retiró vía San Carlos para dar auxilio al derrotado ejército de Ceballos. Bolívar retrocedió hasta Valencia donde tenía una mejor posición estratégica el día 18.

Cajigal volvió a avanzar hacia Valencia llegando a las afueras de la ciudad el 20 de mayo pero al ver la cercanía de las fuerzas patriotas retrocedió y tomo posiciones en la sabana de Carabobo. Ante esto las fuerzas patriotas avanzan saliendo de sus posiciones a la sabana el día 25. Bolívar salió el 26 de ese mes con cinco divisiones y con toda la caballería que había en la ciudad. El 28 de mayo ambos ejércitos tomaron posiciones en la sabana listos para la batalla.[9]

La batalla

El combate comenzó a la una de la tarde cuando la división de Rafael Urdaneta abrió fuego contra el enemigo intentando flanquear a los realistas por la derecha, pero esto era un truco, ya que distrajo a Cajigal del principal ataque que se dio por el otro flanco y el centro con el avance de José Francisco Bermúdez, Juan Manuel Valdés y Florencio Palacios.

Por cerca de una hora las posiciones realistas resisten dándose feroces combates y un nutrido fuego cruzado hasta que su centro empieza a ceder, el Mariscal Cajigal envía entonces a sus mejores tropas, los Carabineros de Granada a proteger dicha posición. En respuesta a esto Bolívar ordena a Santiago Mariño que la caballería de José Gregorio Monagas, Juan José Rondón y Lucas Carvajal ataque a los carabineros granadinos mientras la artillería patriota de Diego Jalón se dedica a bombardear la posición del Estado Mayor realista forzándolo a cambiar de lugar varias veces, impidiéndole reaccionar.

Los lanceros patriotas atacan de frente a los carabineros a caballo que tras un terrible combate empiezan a retroceder, arrastrando con ello a la infantería realista que rompe filas y huye en medio del pánico.[10]

A las seis de la tarde la batalla termina y Cajigal intenta organizar una retirada ordenada, cosa que le es impedido por la caballería republicana que ataca a su comitiva desde todos lados. El mariscal y su Estado Mayor apenas logran escapar con unos pocos hombres.[11]

Consecuencias

Tras su derrota Ceballos escapó hacia Occidente y Cajigal a Apure.[8] La batalla pudo ser decisiva para la independencia venezolana pero Bolívar en vez de avanzar contra el Guárico para acabar con la rebelión de los llaneros con todo su ejército opto por dividirlo: encargó al general Rafael Urdaneta la persecución de los restos realistas en el occidente venezolano, a José Félix Ribas ir hacia Caracas y acantonó en Aragua a Santiago Mariño con 3.000 hombres.[3] Este acampó en Villa de Cura, desde donde podía atacar los Llanos, bastión realista. Mientras José Tomás Boves partió con un poderoso ejército desde Calabozo en una campaña que terminaría en la Segunda Batalla de La Puerta.[3]

Bibliografía