Quien contra ti, cuando
instrumentas el concepto de la verdad ante tus iguales. Aquellos que pretende
engañar solo consiguen una infelicidad constante que no les permite abrir los
ojos frente a la claridad, sus pensamientos perversos convencen a su ser en que
es un gran triunfador, es como danzar con el demonio, y su gran, y único premio
es el dolor ajeno, dolor que ante los ojos de Dios no es más que la gloria del
creyente que manifiesta el don del temor al creador señaladas en las sagradas
escrituras. Pretendemos ser unos seres grandes siendo pequeño en espíritu, porque
este último es imposible que pueda crecer y competir en el ambiente por sus
existencia en el tiempo y el espacio, la línea de la vida es muy delgada y
frágil, solo son tus buenos oficios lo que te garantizaran sin lugar a dudad,
la paz y la mejor de la sonrisa frente a la muerte, llegando incluso a poder
cerrar tus ojos sin la angustia de buscar el perdón a tu alrededor. Luchamos
por la gloria material y renombre, esa que es efímera y una pobre cosa pequeña,
ante la grandeza divina y el mundo de las buenas energías, en oportunidad llegamos
alcanzarla sobre todo en lo material que al parecer es la que más nos interesa
aun siendo socialista, somos el mejor ejemplo de la utopía, olvidamos por
completo el concepto del perdón, ya que estaríamos aceptando que no actuamos
ante la vida con la verdad, no existe ninguna razón para no aceptar que la
verdad te hace libre y en complicidad con el tiempo te ofrece la mejor de las
biografías como por ejemplo la de San Francisco de Asis, la madre Teresa de
Calcuta, entre otras; esta biografía se convierte en una constante y permanente
referencia que con orgullo lo que ayer fueron tu semillas y hoy en tu despedida
son frondoso arboles capaces de dar las mejores de las sombras y las mejores
semillas que pueden permitir la sostenibilidad de tu nombre, y practicaran con
entusiasmo y respeto lo mejor de ti que fue tu legado, aquel que nunca permitió
hacerle daño a nadie y caminar por sendero de la verdad, bendecido por los ojos
de Dios. Lo vivido en el tiempo que nos hizo daño nos hace pensar que no
tenemos una oportunidad de reconducir nuestro camino y a partir de ese momento
emprendemos una venganza ante el mundo involucrando culpables e inocente, cosa
que nos distrae de nuevas oportunidades que sin duda alguna están detrás de
nuestra puerta, pero por temor abrirla y conocerlas se retiran en busca de
otras oportunidades. Lo triste es que cuando decidimos abrirla ya no abra nada
detrás de la puerta será un espacio sin luz ni motivo por que vivir.
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