viernes, 7 de octubre de 2011

Un niño, un martillo y muchos clavos.





Erase una vez un niño que siempre se peleaba.


Un día se lo contó a su padre y este le dio una caja de clavos, un martillo y una tabla de madera.


Le dijo el padre: " cada vez que te pelees con alguien, clava un clavo en esta madera".


El niño clavo un montón de clavos el primer día, el segundo día un poquito menos, y así, pasando el tiempo cada vez ponía menos clavos en la madera hasta que llegado un día que no clavo ninguno. Entonces se fue corriendo a buscar su padre muy feliz, este le felicito y le dijo:


El padre: "ahora, cada vez que controles tu ira quita un clavo de la madera y ven a verme cuando los quites todos".


Así hizo el niño, cada vez que se controlaba cuando hace tiempo se habría peleado con la persona que le  provoco, quitaba un clavo, pasado un largo tiempo consiguió quitar todos los clavos. Entonces el niño se fue a decírselo al padre que le felicito y le cogió de la mano y le llevo a ver la tabla de madera.


El padre " hijo, has conseguido tras una buena intención, una gran fuerza de voluntad y mucho esfuerzo ganar a tu ego y dominarlo y todo gracias a Dios. Ahora bien hijo que ves en la tabla?"


El niño: "pues ningún clavo".


El padre: "si, pero que mas?"


El niño: "pues muchos agujeros".


El padre: "sabes que representan los agujeros? Son el daño que hiciste a todas las personas con las cuales te has peleado, aunque te disculpes (quitando el clavo)... ese daño sigue ahí y será difícil de olvidar y de arreglar lo que un dia has estropeado, en especial en las relaciones entre las personas. Por eso hijo mio, evita siempre pelearte pase lo que pase, pq aunque exista la disculpa y el perdón de la gente muchas veces las cosas nunca vuelven a ser como antes y ese daño esta ahí quieras o no."

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