Producir o dejar de producir, es algo como el bien y el mal, el término encaja muy bien en el mundo de la irracionalidad capitalista. Pero el hecho de producir incorpora otro elemento como la competitividad que está reñida con la oportunidad de acceder a mejores condiciones de vida y hasta con la suerte de nacer en cuna dorada, ja ja ja, que duro suena, pero que real es. Por mi parte la producción de riquezas materiales, en mi vida está en un segundo plano, mis fuerzas se orientan a edificar alrededor de mi un mundo feliz, reconocer en las maravillas naturales las verdaderas esencia de la vida, aprender de lo natural y lo que tu alma te induce hacer, no necesitas de divisa alguna, eso de hacer un pobre hombre rico, no plica para mí. Lo importante es amar, creo en la producción del amor como una herramienta fundamental que permite la construcción de la relación del humanismo y la fe; la armonía de estos dos elementos aporta contundentes ideas para la socialización de los individuos. Debemos crecer en el espíritu, amar, amar y amar es el único y verdadero rumbo para alcanzar un modelo socialista de verdad. Para la construcción de este modelo debemos deslastrarnos de odios y exclusiones, en el amor todos entramos, las corrientes de pensamientos solo son eso corrientes que no pueden afectar con determinación las buenas relaciones de los seres humanos, hay que procurar dejar a nuestros hijos y nietos la convicción por el respeto del uno hacia el otro. Estaría bien en orientar la producción a lo eminentemente esencialista que impacta en lo positivo al espíritu y entender que si bien es preciso producir para solventar necesidades lo provechoso estaría en edificara la patria bajo la base del respeto, la inclusión y la generación de producir sentido de pertenencia hacia el amor.
joselino.serrano@gmail.com
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