sábado, 3 de septiembre de 2011

La poesía y el vino

Para San Agustín, la poesía es el vino del diablo y, a mi parecer, es muy asertivo ese señalamiento, la poesía condiciona nuestro estado de conciencia racional a un espacio de abstracción de lo animado e inanimado, buscando en su contenido una exaltación de lo positivo o negativo presente en todo lo que encierra el ámbito sentimental, y que se relaciona con las tristezas, alegrías, soledades, bondades, recuerdos... La poesía se convierte por momentos, en una trampa muy hermosa del espíritu que expulsa de ti pensamientos acerca de algo que consideras importante, que necesitas avivar o incluso matar. Es pragmática en el momento, que el poeta escribe no existe hipocresía alguna, se hace presa de la verdad, sería difícil hacer poesía sin sentirla. Así, nosotros los nacidos en el Estado Sucre de este gran país llamado Venezuela, tenemos el orgullo de contar entre nuestros personajes a un poeta maravilloso quien llevaba por nombre Andrés Eloy Blanco, el cual, por sus convicciones políticas fue condenado al exilio, abandonando su tierra, su familia y sus amigos. Ya estando en el exilio, este gran hombre inspirado por la ausencia de su madre escribe un poema titulado las uvas del tiempo, donde se paseaba por el cómo eran las noches buenas en su tierra, llama la atención estos pequeños segmentos de ese poema que dice:
Y ahora me pregunto:
¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo
más que tu amor, que me llevaba
a la dulce anonimia de tu puerta?
¡Oh miserable vara que nos mides!
¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!

Y esta es la lucha ante los hombres malos
y ante las almas buenas;
yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida,
con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó fray Luis y era poeta.

Me costaría creer que en este fragmento de poema exista hipocresía alguna, así como las cosas maravillosas que dice Ricardo Montaner en una de sus canciones que se titula Te Regalo expresando, cosas como estas que son realmente hermosas:
… Te regalo un concierto, de sonrisas
y mi cara lavada con tu aura.
Te regalo una orquesta de gemidos
y ponerle sentido al sin sentido.
Te regalo, una copia de mi llave
para que me abras con confianza el alma.
Te regalo, Un pasaje hasta mi almohada
para que sea mi cuerpo tu parada.
Te regalo peces vivos, del mar muerto
mis carencias y toda mi abundancia.
Te regalo un quijote y un molino
y un rebaño de besos que dan frio…
Veamos ahora qué pasa con el vino y el efecto diabólico que tiene:
El vino es buscado por los hombres, entre otras cosas, para mitigar pesares de diversa índole y que por lo general afloran en la medida en que el consumo aumenta. Producto de la ingesta de vino en exceso nos centramos en descubrir lo interno o en comentar con amigos diversas situaciones vividas, generadoras de incomprensiones que afectan la felicidad, lo que da la excusa perfecta para pasar horas y horas buscando las razones por las cuales se desarrollaron. Se inician comentarios orientados a tanto las mentiras verdaderas como a las verdaderas mentiras, que por lo general desencadenan la generalidad negativa de un problema que tiene un origen particular y que, en ocasiones, ha sido causado por visiones y comportamientos propios de nuestra filosofía o estilo de vida. Aparecen, comentarios fuera de lugar y diversos juicios de valores. Como un mecanismo para esconder nuestras culpas, donde no reconocemos fallas humanas que todos en algún momento podemos tener, la soberbia delata nuestra ignorancia y nuestra incapacidad de amar.  
Geógrafo: Joselino Serrano M.
joselino.serrano@gmail.com
twitter: @jmserrano73
Joselinoserrano.blogspot.com

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